Estructuras teóricas sobre el mecanismo
La teoría del arte de performance nos lleva forzosamente a analizar las formas, movimientos, psicologías e identidades de los grupos sociales, en relación directa con una reflexión y exploración del cuerpo, su físico y su imagen, creando obras que evidencian la dimensión corporal –y mental, en relación con el cuerpo–, lo que constituye la materia prima con la que trabaja el artista de performance.
Como forma artística aparece ya sea como una obra o como un elemento, e incluso una técnica. Si revisamos los distintos tipos de obras visuales performativas que se producen y practican hoy en día, estaremos conscientes de que lo interesante se encuentra al ver esa riqueza de posibilidades y no al tratar de definir la obra de performance.
Hay muchas teorías puestas sobre la mesa, simplemente revisemos la indefinición de un solo término para nombrar a la obra de performance y al artista que hace performance. El uso del término es, por ejemplo, muy distinto en inglés que en español. Todas las ideas escritas y planteamientos a través de obras y otras producciones forman el cuerpo teórico de los estudios de performance, dentro de los que se estudia el teatro, la danza, el cine, el video, la música, el arte de performance, la política, la historia, las dinámicas que implican movimientos sociales, sus formas, su naturaleza. Como dije antes, lo interesante no es tratar de establecer esa delimitación sino explorarla y ejercitar nuestra apreciación tratando de separar y ver claramente los elementos con los que está hecha una obra.
Si una obra no se puede definir completamente como un “performance”, o si la llamamos “performance” pero no estamos realmente muy seguros de que lo sea, entonces nos encontramos ante una obra que probablemente está sobre el límite entre una y otra forma, lo cual puede ser interesante y fascinante, si entendemos este tipo de obra como una exploración que va más allá del desarrollo de una técnica y que trabaja en la correspondencia de dos o más formas artísticas.
Me parece que el eje de los estudios de performance es un punto donde confluyen distintos elementos que funcionan en conjunto, ya sea ordenada (es decir, para un fin en común) o caóticamente (cuando las fuerzas se disparan en distintas direcciones y se vuelve menos predecible el fin). Por supuesto, esa estructura implica el elemento tiempo (tiene una duración, sucede en algún momento) por eso va hacia un fin (ya sea predecible o impredecible) y aparece en el hombre (individual y colectivamente), en todo ser vivo (hombre, plantas, animales), en todo suceso, movimiento y ejecución (tanto orgánica como maquinal).
La manera en que se concibe a la obra de performance actualmente va inevitablemente a la par de esa diversidad de formas artísticas indefinibles que vemos en el arte contemporáneo.
Creo que es importante tener claro que los tipos de obras que se incluyen en los estudios de performance –para su análisis–, o en muestras, festivales, bienales, coloquios, etcétera –para su presentación–, no siempre son obras de performance propiamente dicho –como es el caso de muchas intervenciones, videograbaciones, series fotográficas, obras de procesos interdisciplinarios, ejecuciones musicales, obras de teatro, coreografías, por mencionar las principales–, sino que se trata de obras visuales o sonoras que contienen un fuerte elemento performativo que viene a determinar la naturaleza de dichas obras, mostrando una clara tendencia al “performance”.
En ese sentido, podemos tomar el término “performatividad” para hablar de una distinción entre la obra de performance y la obra performativa. La primera sería aquella que sin duda alguna podemos definir como un “performance”, sin que requiera mayor discusión o controversia para acordar su categorización como tal; y la segunda sería aquella que está compuesta además de otros elementos que corresponden más a otras formas artísticas (teatro, danza, artes plásticas o visuales, intervenciones, etcétera) y que no son presentadas como obras de performance sino como otro tipo de obra. Los estudios de performance son, en ese sentido, una óptica o perspectiva para el ejercicio analítico, como un campo dentro de la teoría del arte; o como un cuerpo teórico por sí mismo (delimitado en términos muy generales a partir del concepto de corporalidad, su integración y funcionamiento, en relación con el elemento circunstancial) dentro del conocimiento científico.
Los estudios de performance se han establecido como una rama del conocimiento artístico que nos permite teorizar esas particulares formas de arte, extendiéndose en distintas vertientes como la historia del cuerpo (siempre tanto individual como social) en las representaciones artísticas; historia, actualidad e interrelaciones del arte de performance y las artes performativas; el cuerpo y las nuevas tecnologías; el activismo, la protesta y las manifestaciones políticas; historia y memoria; el espectáculo, la publicidad y los medios de comunicación; sexualidad en cuanto al género y diversidad cultural; religiones; etnicidad; diseño y papel de la indumentaria; el conocimiento mismo del cuerpo a través de distintas ciencias como la física, la biología, la genética, la robótica, medicina, psicología, antropología, y los estudios culturales.
Claudia Algara
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